María Callís y Pablo Fonsillas: “Los cascos históricos deben encontrar su relato para diferenciarse”
El XIII Congreso Internacional de Cascos Históricos, celebrado en el Teatro Circo de Marte, acogió en la programación especial de COPE La Palma la voz de dos expertos en innovación y diseño comercial: María Callís, presidenta de Retail Design Institute Spain, y Pablo Fonsillas, docente e investigador en innovación empresarial, que presentó la ponencia “66 días para resetear el mundo”.
Fonsillas explicó que el título de su intervención alude al tiempo que tarda una persona en consolidar un hábito —66 días— y lo vinculó a la pandemia, que se prolongó durante casi mil. “La reflexión es qué nuevos hábitos hemos construido y cómo han transformado nuestra forma de consumir, de relacionarnos y de vivir”, apuntó.
Por su parte, Callís subrayó el valor de que un congreso de estas características se celebrara en La Palma: “Estamos hablando de la supervivencia del comercio local, que se juega su futuro en un contexto lleno de contradicciones: globalización frente a lo local, multinacionales frente a microempresas, digitalización frente a trato humano. Este tipo de encuentros son necesarios para generar debate y metodologías de trabajo”.
Ambos coincidieron en que el gran desafío de los cascos históricos es definir su identidad. “La pregunta esencial es por qué me compran, o incluso por qué no me compran”, señaló Fonsillas, advirtiendo que muchos centros históricos tienden a parecerse entre sí: “Se copian, todos hacen lo mismo, celebran recreaciones medievales y al final no se distinguen. Y una marca que no es diferente, no existe”.
Callís, recogiendo esa idea, defendió la necesidad de unir fuerzas entre el micro retail —el pequeño comercio local— y los grandes operadores o multinacionales: “La clave está en el hiper retail, una fórmula donde el comercio de proximidad se refuerza con el apoyo de inversores y grandes marcas, siempre respetando la identidad del lugar”.
En el caso de La Palma, los expertos destacaron su potencial diferenciador: un casco histórico renacentista con influencias flamencas y portuguesas, a escasos 300 metros del puerto y frente al Atlántico. “Eso no lo tienen otros, pero falta construir el relato que dé sentido a esa singularidad. Una marca sin relato no existe”, remarcó Fonsillas.
Tanto Callís como Fonsillas coincidieron en que el futuro de los cascos históricos pasa por combinar autenticidad, innovación y visión a largo plazo, con la capacidad de generar experiencias únicas para residentes y visitantes.




