Los pescadores de La Palma piden un frente común en Canarias para frenar el cerco industrial y las jaulas de engorde de atún
Atratican, a través de su portavoz de pesca, Antonio Manuel Francisco Quintero, denuncia en COPE La Palma que la medida sería una “amenaza” y un “injusto agravio comparativo” para la flota artesanal, que trabaja con caña y anzuelo y está limitada por cuotas muy restrictivas.
Los pescadores artesanales de La Palma reclaman una respuesta conjunta del Archipiélago ante la posibilidad de que se abra la puerta a la pesca con cerco industrial de túnidos y a la instalación de jaulas marinas para el engorde de atún rojo y rabil en aguas próximas a Canarias. La Asociación de Trabajadores de la Tierra Canaria (Atratican), entidad que integra a agricultores, ganaderos y pescadores, expresó en antena su “tajante rechazo” al escenario planteado tras el reciente debate en el ámbito de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).
En una entrevista en Herrera en COPE La Palma, el portavoz de pesca de Atratican, Anonio Manuel Francisco Quintero, advirtió de que el cerco supone un cambio de modelo con consecuencias directas sobre el sector tradicional. “Aquí en Canarias esa pesca no la queremos. Nosotros queremos una pesca sostenible, como siempre lo hemos tenido”, defendió, insistiendo en que la captura artesanal se realiza de forma selectiva con caña y anzuelo, un método que —subrayan— reduce el impacto sobre el ecosistema.
Quintero puso el foco en lo que considera una contradicción de base: mientras a la flota artesanal se le aplican límites muy estrictos, se plantea introducir un sistema industrial de captura y engorde. “Tenemos 50 y pico toneladas para 300 buques que hay en Canarias… y a muchos barcos les tocan cuatro piezas”, explicó, describiendo la frustración que genera agotar el cupo en plena campaña: “De coger el cupo y decir: ‘Señor, ¿y ahora qué hago yo?’… medio año no poder coger un pez de más”.
El portavoz de Atratican alertó además del impacto del cerco sobre especies acompañantes. A diferencia de la pesca artesanal, señaló, “ahí selección no hay”: “Haces un cerco de dos kilómetros… y todo lo que vaya dentro del cerco es para el barco”. En Canarias, añadió, los túnidos suelen aparecer asociados a delfines (“toninas”), una circunstancia que, a su juicio, multiplica el riesgo cuando se emplean artes masivas: “Vas a coger dentro todo lo que trinca… y todo lo mata”.
Más allá del debate ambiental, Quintero sostuvo que la medida supondría un golpe económico y social para la flota tradicional. “La industria no nos va a dar a nosotros nada. Eso del engorde es para las grandes empresas”, afirmó, y llegó a advertir de un escenario límite: “Si abren eso en Canarias, el 90% de la flota canaria queda en tierra”.
La entrevista también dejó un diagnóstico de fondo sobre el presente del sector: campañas cada vez más cortas, incertidumbre, trabas administrativas y ausencia de relevo generacional. “Estamos trabajando dos meses, tres meses… ya llevamos así tres años”, resumió, antes de lanzar una frase especialmente reveladora: “Si yo volviera para atrás, mi hijo no se metía en esta pesca”.
Atratican asegura que ya se están moviendo para frenar el avance de la propuesta. Quintero anunció que el colectivo mantiene contactos y prepara acciones: “Estamos luchando y estamos mandando escritos al Gobierno central: nosotros esto no lo queremos”. Y reclamó que la respuesta no dependa solo del sector: “El Gobierno tiene que decir ‘no, esto tiene que cambiar’… y no nosotros solos”.
Con el mar marcando el ritmo —“mañana vamos a salir un ratito, a ver si nos deja el tiempo trabajar”, comentaba al inicio—, los pescadores de La Palma vuelven a mirar a la meteorología y, esta vez, también a los despachos. Temen que, si el cerco y las jaulas se consolidan, la amenaza ya no venga del temporal, sino de un cambio de reglas que, dicen, los dejaría fuera del sistema.




















