La fe, el servicio y la esperanza: las voces de la Bajada en COPE La Palma

La Bajada de la Virgen de las Nieves 2025 sigue dejando huella no solo en las calles de Santa Cruz de La Palma, sino también en los corazones de quienes viven esta cita como una experiencia profundamente espiritual. Dentro de la programación especial de COPE La Palma, el sacerdote Francisco Hernández ha conducido una serie de emotivos espacios radiofónicos en los que se entrelazan testimonio, devoción, memoria y compromiso.

En uno de estos programas, el recuerdo del obispo emérito Bernardo Álvarez, afectado por la enfermedad de ELA, abrió el espacio como símbolo de fidelidad mariana y ejemplo de esperanza cristiana. Reproduciendo una entrevista emitida durante la Bajada de 2015, se rememoró su palabra serena, su fe arraigada y su amor profundo por la Virgen de las Nieves, a quien llamaba “modelo de la mujer que confió siempre en las promesas de Dios”.

El programa dio paso luego al testimonio del médico Leocadio Pérez, palmero y creyente convencido, quien habló de cómo su vocación profesional y su fe están profundamente entrelazadas. “Ser médico es una forma de ser útil, pero lo esencial es ser buena persona”, afirmó. Leocadio compartió cómo su espiritualidad influye en su práctica diaria, y cómo el sufrimiento, cuando se vive con fe, cambia de perspectiva. “La mejor receta es una buena oración”, citó con convicción.

Una de las voces más potentes del espacio fue la de María Pais, una de las dos primeras mujeres custodia de la imagen de la Virgen. Con emoción en la voz, recordó la larga tradición de su familia como cargadores, especialmente su padre, y cómo ese ejemplo fue alimentando su propia devoción. “No es solo llevarla en los hombros, es compartir, es cuidar, es estar siempre”, dijo. También reivindicó el papel de la mujer en esta devoción y agradeció el respaldo y respeto que ha sentido dentro de la hermandad: “Ellos nos acogieron con los brazos abiertos”.

Desde la parroquia de El Salvador, Nieves Cabrera, voluntaria y catequista, relató la intensa vida comunitaria que se vive en la Bajada. Describió cómo el templo se convierte en hogar abierto gracias al trabajo silencioso de muchas personas, y cómo la presencia de la imagen de María transforma la vida parroquial y el corazón de los fieles. “La Virgen hace su trabajo. La fe es personal, pero cuando ves la iglesia llena de gente, sabes que está actuando”, aseguró.

El programa concluyó con una reflexión de Francisco Hernández: “No todo el que la mira, la ve; pero el que la busca, la ve”. Una frase del carro alegórico de este año que resume la esencia de esta Bajada: no basta con estar presente, hay que mirar con el corazón.

En cada uno de estos testimonios —desde el médico que ora antes de cada jornada, la mujer que desafía estereotipos para cargar a la Virgen, la voluntaria que mantiene abierta la iglesia o la feligresa que recuerda su infancia subida a los hombros de su padre— se refleja una misma verdad: que la Bajada es mucho más que una tradición. Es un acto de fe, de comunidad y de esperanza compartida. María, la Peregrina de la Esperanza, sigue caminando con su pueblo.

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