Sanidad inicia la fase de seguimiento del estudio ISvolcan sobre impacto de la erupción volcánica en la salud de la población de La Palma
- El SCS ha presentado los primeros resultados del estudio en las jornadas de divulgación científica ‘Conferencia Internacional: Erupción del Tajogaite’ que se celebran en La Palma
- Los tres primeros artículos publicados se han centrado en los síntomas referidos por la población durante la erupción, los resultados de la biomonitorización de contaminantes y el análisis de estrés postraumático asociado a la erupción
- Un total de 1.334 personas, seleccionados de forma aleatoria entre población adulta residente en los municipios de las comarcas oeste y este de la isla, participan en la investigación que analiza las consecuencias de la erupción del volcán Tajogaite en la salud de la población, haciendo un seguimiento de los participantes durante cinco años
El estudio ISVOLCAN Impacto en la Salud de la población de La Palma por la erupción volcánica, que lidera la unidad de Investigación del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, pondrá en marcha la siguiente fase de la investigación en 2026 centrada en el seguimiento a corto y medio plazo de los participantes a través de un nuevo contacto para conocer y analizar el potencial impacto en la salud.
Así lo indicó la investigadora del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria y de la Gerencia de Atención Primaria de Tenerife, Cristo Rodríguez, durante la presentación de los avances de ISVolcán en las jornadas de divulgación científica ‘Conferencia Internacional: Erupción del Tajogaite’, que reúne en La Palma a especialistas de diferentes ámbitos para compartir resultados, estudios y aprendizajes obtenidos tras la erupción volcánica registrada en la isla.
Durante las jornadas, Rodríguez detalló que la investigación, iniciada en enero de 2022, ha finalizado la fase inicial de reclutamiento, realizándose los cuestionarios de salud a más de un millar de participantes así como exploración física y toma de muestras sanguíneas.
La investigadora principal del equipo que desarrolla este trabajo precisó, que dentro de los resultados del estudio ISVOLCAN, se observó que el acceso a la zona de exclusión en jornadas prolongadas de más de ocho horas o durante más de sesenta días, se asoció con un aumento de la sintomatología respiratoria y ocular, a pesar del uso de medidas de protección ocupacional (gafas y mascarillas).
Actualización de resultados
Rodríguez precisó que sobre el análisis de datos recabados en la fase inicial de la investigación se han publicado tres artículos científicos. Estas primeras conclusiones se han centrado en los síntomas durante la erupción, los resultados de la biomonitorización de contaminantes y el análisis de estrés postraumático asociado a la erupción.
Un primer artículo mostró los aspectos generales en una muestra de 857 personas participantes (662 región oeste y 195 este de la isla), en su mayoría mujeres con una edad media de 51 años, y que vivían a una distancia mediana de 6.7 km del volcán en la región occidental y a 10.9 km en la región oriental antes de la erupción. El 90% realizaron tareas de limpieza de ceniza volcánica durante la erupción y los síntomas agudos más frecuentes referidos fueron irritación ocular (45,9 %), insomnio (44,9 %), ansiedad y depresión (44,7 %) y síntomas respiratorios (36.45%). Además, los participantes de la región occidental, la más afectada, tuvieron una probabilidad significativamente mayor de experimentar síntomas de vías respiratorias bajas, depresión, ansiedad e insomnio, que los de la región oriental.
En un segundo artículo sobre los resultados de la biomonitorización en las muestras de sangre de los primeros 393 participantes, residentes en la comarca oeste, se observó que lo que residían a menor distancia al volcán (a menos de 6,5 km) tenían concentraciones significativamente mayores de aluminio y titanio, sin que puedan ser considerados tóxicos, sí que son sustancias detectadas en las emisiones volcánicas. Además, las personas fumadoras mostraron niveles más elevados de cadmio y plomo probablemente en relación al hábito tabáquico, mientras que las actividades de limpieza de cenizas se relacionaron con niveles aumentados de níquel y cobre, a pesar del uso de medidas de protección como mascarillas.
Sobre estos resultados, los investigadores del estudio ISVOLCAN explican que se trata de una medición basal sin valores de referencia previos al estudio, aunque dan una información esencial para la próxima determinación de esas sustancias, permitiendo conocer la evolución de esos niveles en los años posteriores.
En un tercer artículo en relación con el análisis de estrés postraumático (TEPT) asociado a la erupción, se observa puntuaciones más altas en el caso de las mujeres y de las personas evacuadas, donde ese trastorno fue más prevalente. La misma situación se encontró también asociada al menor nivel de educación, menor distancia al volcán y en personas con antecedentes de depresión. Se observó además que las puntuaciones estaban asociadas con la mala calidad del aire, de modo que una peor calidad del aire se relacionaba con puntuación más alto de TEPT.
Inicio de fase de seguimiento
La investigadora explicó que el estudio ha iniciado la fase de seguimiento de los participantes y durante el próximo año se irán difundiendo resultados basados en el análisis de los datos clínicos, epidemiológicos atendiendo a los niveles de exposición durante estos años posteriores a la erupción del Tajogaite. Así, se continúa trabajando en la elaboración de un índice de exposición que permita identificar los riesgos asociados a la exposición durante y después de la erupción, atendiendo no sólo a la proximidad al volcán sino a otros factores geofísicos, o epidemiológicos.
Asimismo, avanzó que en 2026 se contactará de nuevo con los participantes para realizar un cuestionario epidemiológico, así como pruebas de exploración física y extracción de sangre, que permitirán medir la ocurrencia de nuevos eventos en relación al nivel de exposición y continuar con la biomonitorización de contaminantes, valorando la evolución de los niveles detectados de forma basal y a los cinco años de la erupción.
Equipo multidisciplinar
Rodríguez puso en valor el carácter multidisciplinar y la reconocida experiencia del equipo de investigación encabezado además por Manuel Fuentes Ferrer, médico preventivista del Hospital Universitario La Candelaria y Antonio Cabrera de León, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de La Laguna y que cuenta como investigadores colaboradores con profesionales sanitarios de La Palma, especialistas en Toxicología de las dos universidades públicas de Canarias, especialistas en Análisis Clínico del Hospital de La Palma y un especialista de Neumología del Hospital Universitario La Candelaria.
Además de áreas o líneas de investigación propias de la Salud Pública o la investigación más clínica, el proyecto se nutre de otras contando con colaboración de vulcanólogos, geoquímicos, geofísicos entre otros profesionales, a través de colaboraciones nacionales o internacionales, lo que facilitará la aplicabilidad y transferencia de los resultados obtenidos en diferentes áreas del conocimiento científico.
Proyecto estratégico sobre el impacto de la erupción
Esta investigación, que cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III y de la Fundación de Investigación Sanitaria de Canarias, ha sido reconocida con el premio al Mejor Proyecto de Investigación en los II Premios Canarias a la Ciencias de la Salud e Investigación Biomédica, concedidos por el Servicio Canario de la Salud (SCS) y el Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias (IISC).
Se trata de un proyecto estratégico para Canarias que evalúa el impacto en salud de la erupción del volcán Tajogaite en una cohorte poblacional diseñada para seguimiento longitudinal. La investigación integra determinantes ambientales, clínicos y psicosociales para cuantificar efectos respiratorios, cardiometabólicos y de salud mental, y transformar esa evidencia en herramientas de planificación para el SCS.
En la primera fase, los profesionales sanitarios de Atención Primaria, tanto de Medicina de Familia como de Enfermería, realizaron cuestionarios de salud en los centros de la isla y vía telefónica para la selección de participantes. En una segunda fase, a los participantes se les realizó una prueba de función respiratoria o espirometría con la que se valora la capacidad pulmonar, una exploración física y un análisis de sangre para evaluar la presencia de contaminantes inorgánicos, entre ellos, metales pesados relacionados con la erupción volcánica.
Las personas seleccionadas pertenecen a dos zonas de la isla, 831 pertenecientes a los municipios de la comarca oeste, los más expuestos a la erupción volcánica y los restantes residentes en municipios de la comarca este, la menos expuesta al volcán. La selección se realizó de manera aleatoria contando con una amplia muestra de población general adulta residente de ambas comarcas garantizando así la representatividad de los núcleos más expuestos y menos expuestos por distancia al volcán.





















