La Bajada de la Virgen 2025: Preparativos y Reflexiones del Rector del Santuario
A pocos meses de la esperada Bajada de la Virgen de las Nieves 2025, el Real Santuario Insular se convierte en el epicentro de la devoción y preparativos para este acontecimiento lustral que marca la identidad del pueblo palmero. Don Fernando Lorenzo Matías, rector del Santuario, comparte su visión sobre la organización de esta celebración y el significado que encierra para la isla.
El Santuario: un lugar de fe y esperanza
Desde su llegada al Santuario, hace dos años y medio, don Fernando ha sido testigo del profundo arraigo que la Virgen de las Nieves tiene en el corazón de los palmeros. “El Santuario siempre tiene las puertas abiertas y allí está la imagen de la Virgen, que escucha nuestra voz”, señala con emoción. Menciona cómo numerosas familias acuden con sus hijos recién nacidos para presentarlos ante la Virgen, una tradición que refuerza la dimensión espiritual del lugar.
El rector destaca también el papel del Santuario en el contexto del Año Jubilar, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza 2025”. En un momento histórico marcado por dificultades como la erupción volcánica y la pandemia, enfatiza la importancia de la Virgen como fuente de consuelo y renovación para la comunidad.
Preparativos para la Bajada de la Virgen
El año lustral es un período de intensa actividad, tanto organizativa como espiritual. Don Fernando subraya que esta celebración no solo es una fiesta popular, sino una expresión del pueblo palmero, donde la devoción ocupa el papel central. “Las fiestas siempre han sido la expresión del pueblo palmero y eso hay que tenerlo en cuenta”, recalca.
Sobre el papel de las instituciones en la Bajada, destaca la responsabilidad del Cabildo y el Ayuntamiento en la organización de los eventos. Sin embargo, enfatiza que el carácter religioso de la Bajada no debe diluirse en la programación festiva: “La Bajada es la Bajada de la Virgen de las Nieves, y eso no se puede olvidar”.
El papel de la Virgen en la historia y el presente
El rector también hace una reflexión sobre el papel histórico de la Virgen en los momentos difíciles de la isla. Recuerda con especial intensidad los días de la erupción volcánica y cómo la fe sirvió de refugio para muchas personas que lo habían perdido todo. “Nuestra isla ha ido decayendo y se nos nota”, confiesa con preocupación, señalando el impacto del desastre en la economía, la agricultura y el ánimo colectivo.
En este sentido, reivindica la necesidad de revitalizar la esperanza en la comunidad, especialmente entre los jóvenes, para evitar la despoblación y fortalecer el tejido social de la isla. “Si no hay niños, no hay futuro”, sentencia, recordando la importancia de fomentar arraigo y oportunidades para las nuevas generaciones.
Una celebración con identidad propia
Al hablar de los momentos más emblemáticos de la Bajada, destaca la llegada de la Virgen a Santa Cruz de La Palma, una escena que describe como “imparable y apoteósica”. Para don Fernando, este evento trasciende lo religioso y se convierte en un acto de identidad colectiva. “Muy poca gente encuentra dificultad en decir ‘mi Virgen de las Nieves’, porque forma parte de nuestra esencia como pueblo”, reflexiona.
Finalmente, el rector hace un llamado a que la devoción y la tradición sean los ejes centrales de la Bajada, evitando que se convierta solo en una atracción turística o comercial. “Es una fiesta de fe, y debemos conservar ese talante de devoción y amor a la Virgen”, concluye.
Con la mirada puesta en la Bajada de 2025, el Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves se prepara para recibir a miles de fieles y visitantes en una celebración que, como cada cinco años, renovará la esperanza y el sentimiento de unidad del pueblo palmero.