Asier Antona defiende la ‘nota alta’ de la Bajada de la Virgen y admite que “aún hay margen para pulir flecos”
El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Asier Antona, pasó esta mañana por los micrófonos de COPE La Palma para desgranar el pulso de la Semana Grande de la Bajada de la Virgen de Las Nieves, una edición que había levantado enormes expectativas tras la suspensión de 2020 por la pandemia.
“Un notable alto” con 350 actos y miles de asistentes
Antona recogió el guante del “8,5” con el que la gerente de las fiestas calificó la organización hasta la fecha: “Se está haciendo un buen trabajo; con 350 actos y miles de personas es imposible no cometer errores, pero la participación y la ilusión de la gente merecen un notable alto”, defendió.
El alcalde recordó que la programación arrancó el lunes con una Pandorga multitudinaria —1 200 farolillos en manos de vecinos y visitantes— y continuó con la recién estrenada Proclama de las Danzas, que sacó a la calle a todos los pueblos de la isla con sus bailes más emblemáticos. “No había visto algo así en mi vida”, confesó.
Retrasos en el Minué y la logística de Los Enanos
El punto gris de la semana lo puso el Minué, la recreación dieciochesca que sufrió un retraso de 40 minutos. Antona reconoció el desajuste, pero subrayó “la belleza del espectáculo y el esfuerzo de los voluntarios”.
Ahora todas las miradas se dirigen a la Danza de Los Enanos, la cita más esperada: “En cada función tenemos que meter y sacar a 4 200 personas en 22 minutos. Si la primera se retrasa, el efecto cascada es inevitable”, admitió, fijando como objetivo que los enanos empiecen a bailar “no más tarde de las dos de la madrugada”.
Para lograrlo, el Ayuntamiento abrirá todas las puertas del recinto, reforzará el control de acceso y prohibirá los selfies con los enanos dentro del escenario. “Después habrá tiempo de sobra en la calle”, matizó.
Movilidad, ruido y paciencia vecinal
El regidor reconoció que la llegada masiva de vehículos está tensionando la ciudad —“Tenemos la ciudad que tenemos”— y aludió a las quejas de algunos residentes de la Avenida Marítima por el ruido del recinto popular. “Queremos fiesta, pero eso trae molestias; hay que convivir con ellas”.
Con vistas al día grande de la Bajada, el 12 de julio, un plan de movilidad especial combinará guaguas lanzadera, perimetrado de tráfico y refuerzos sanitarios: “Lo ensayamos con la bajada del trono y funcionó razonablemente bien”.
La otra cara: ausencias, voluntariado y relevo generacional
Uno de los retos, apuntó Antona, es implicar a las nuevas generaciones que no vivieron la fiesta de 2020. “Hay toda una hornada de niños y jóvenes para los que esto es nuevo; por eso hemos hecho mucha pedagogía en los colegios”.
La captación de menores para espectáculos como Los Acróbatas ha sido más difícil de lo habitual, según admitieron los organizadores en COPE, pero el alcalde confía en que “el sentimiento de pertenencia” termine por arrastrarlos.
Objetivo UNESCO
Mientras tanto, observadores de la UNESCO recorren la isla para evaluar la fiesta como Bien Inmaterial de la Humanidad. “Están alucinando con lo que ven”, señaló Antona, convencido de que “la entrega del pueblo” será el mejor aval para el expediente.
Entre la autocrítica y el orgullo
A lo largo de la entrevista, el periodista Miguel Ángel San Blas y el alcalde, intercambiaron impresiones y algún que otro roce sobre los contratiempos logísticos. Antona recalcó que las críticas “ayudan a mejorar” y subrayó un empeño común: llegar al 5 de agosto —cuando la Virgen regrese a su santuario— con la sensación de que “ha merecido la pena cada esfuerzo”.
Para el alcalde, el balance provisional es claro: “La Bajada es grande por su gente: miles de personas, cero incidentes graves y una paciencia ejemplar. Si algo falla, lo arreglaremos; lo esencial es que la fiesta siga emocionando, y eso está cumplido”.