Ron Aldea conquista paladares en el Salón Gourmets de Madrid

Emilio Rodríguez, “embajador” del ron palmero, destaca el potencial de los productos locales en mercados peninsulares y la importancia del apoyo institucional para lograrlo.

La Palma ha vuelto a dejar huella en el Salón Gourmets de Madrid, uno de los encuentros gastronómicos más importantes del país. Entre los protagonistas de esta edición, destacó la presencia de Ron Aldea, marca emblemática de la isla, que no solo ofreció catas de sus prestigiosos productos, sino también sorprendentes cócteles elaborados por el bartender y maestro ronero Emilio Rodríguez.

“Fueron cuatro días intensos pero muy productivos”, resume Rodríguez sobre su experiencia en la capital. Ron Aldea formó parte de una representación palmera que incluyó siete productores locales. La acogida, según cuenta, fue extraordinaria: “Nuestros productos no tienen nada que envidiar a los de la península. Lo que hacemos aquí es diferente, único”, afirma con orgullo.

Sin embargo, también señala un obstáculo claro: la logística. “El mayor hándicap es estar en las islas. Llevar el producto hasta Madrid es muy complicado”, lamenta. Muchos restauradores interesados en sus productos se vieron con las manos atadas por la dificultad del transporte y los costes que ello implica. “Tengo tres restaurantes en Madrid, ¿cómo puedo tener tus productos?”, le preguntaban algunos asistentes. Pero la respuesta no siempre es sencilla.

Para Rodríguez, este tipo de ferias son fundamentales porque “más allá de dar a conocer el producto, permiten establecer contactos y explorar vías para que llegue fuera”. Una tarea nada fácil si no se cuenta con apoyo institucional. En este sentido, agradeció el papel de Sodepal y Saborea La Palma, cuya cobertura permitió a las marcas locales estar presentes en un evento de tal envergadura. “Ir por libre sería inviable”, reconoce.

Actualmente, Ron Aldea se encuentra en plena zafra, el proceso de corte y molienda de la caña de azúcar. “Estamos trabajando ya en San Andrés y Sauces, y quien quiera puede visitarnos y ver cómo elaboramos nuestro tesoro desde el minuto cero”, invita. A través de visitas guiadas, los asistentes pueden conocer el proceso completo y degustar los diferentes rones en la sala de catas del museo.

Pero Emilio no solo defiende el ron como producto embotellado, sino también como base para la creatividad en la coctelería. Apuesta por combinaciones originales con productos locales como el mango, el mojo o incluso siropes caseros elaborados en la isla. “Ya no es solo el ron con cola. Ahora buscamos sabores, experiencias. Una buena conversación, una piedra de hielo, y un ron añejado de calidad”, describe.

Aun así, reconoce que en La Palma todavía queda camino por recorrer en la cultura del cóctel: “Estamos empezando, pero poco a poco vamos cambiando la mentalidad del cliente”. Insiste también en la necesidad de contar con profesionales bien formados, y pone en valor la labor de la Escuela de Hostelería de La Palma, donde él mismo se formó.

El cierre perfecto para cualquier experiencia gourmet, afirma Emilio, es sencillo: “Un ron Aldea Familia, dos piedras de hielo, y no toques nada más”. Y si se puede acompañar con un buen puro palmero, como los de Puros Richard, mejor que mejor.

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