La tubería en la fajana: una obra necesaria o un impacto evitable

La construcción de una tubería sobre la fajana formada por la erupción volcánica en La Palma ha sido un tema de debate en la isla. Para algunos, fue una decisión inevitable ante la emergencia, mientras que otros consideran que se podría haber buscado una alternativa con menor impacto paisajístico y ambiental. En una entrevista con COPE Canarias, José Antonio Gómez, miembro de la Asociación de Entidades Empaquetadoras, Exportadoras y Comercializadoras de Frutos de La Palma (Asepalma), defendió la necesidad y la importancia de esta infraestructura.

Una solución de emergencia

José Antonio Gómez explica que, tras la erupción volcánica, la situación en la isla era caótica. “Estábamos todos como pollo sin cabeza, la administración incluida”, afirma, recordando que muchas familias habían perdido sus viviendas y sus fincas. “Algo había que hacer”, enfatiza, subrayando que la economía del Valle de Aridane depende en gran medida del cultivo del plátano, con 350 hectáreas productoras que generan alrededor de 30 millones de kilos anuales.

En ese contexto de emergencia, la construcción de la tubería se planteó como la única solución viable para llevar agua a las fincas afectadas. “No podíamos seguir llevando el agua en barco”, explica Gómez, destacando que la decisión se tomó con urgencia y en condiciones extremas.

Una obra polémica

Sin embargo, la instalación de la tubería ha generado controversia. Recientemente, la obra ha sido objeto de una multa, lo que ha reavivado el debate sobre su legalidad y su impacto. Ante la posibilidad de que se hubiera podido buscar otra alternativa, Gómez defiende que, en lugar de sancionar, el Estado debería reconocer el esfuerzo que supuso su construcción. “Esa obra se hizo en unas condiciones extremas, con trabajadores que lo pasaron mal”, recuerda.

Incluso propone que la tubería se considere un “monumento” que refleje el esfuerzo y la resiliencia de la comunidad. “Si tenemos acueductos romanos en la península, yo diría que este tubo debería ser un monumento nacional”, comenta en tono irónico.

Una infraestructura clave

Otro de los argumentos en defensa de la tubería es su papel en la economía local. “No se trató de salvar a unos pocos plataneros”, dice Gómez, refiriéndose a quienes critican la obra. “Estamos hablando de la mejor zona platanera de Canarias”. Además, destaca que la infraestructura conecta las dos principales falsas del valle, lo que la convierte en un elemento esencial para el riego.

Sobre la posibilidad de reubicar la tubería ahora que la emergencia ha pasado, Gómez lo descarta rotundamente. “Sería una obra costosísima y causaría un impacto en otras zonas”, explica, insistiendo en que la tubería ya está funcionando y cumpliendo su objetivo.

Un símbolo de superación

Más allá de su utilidad, Gómez considera que la tubería tiene un valor simbólico para la comunidad. “Para nosotros, verla allí es un símbolo, psicológicamente hasta nos ayuda”, confiesa. Tras la devastación causada por el volcán, la posibilidad de recuperar la actividad agrícola ha sido un motivo de esperanza para muchos afectados.

El debate sobre la tubería en la fajana sigue abierto. Mientras unos la ven como una cicatriz en el paisaje, otros la consideran un testimonio del esfuerzo y la resistencia de La Palma ante la adversidad.

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