Iván Rodríguez: “La Virgen nos está regalando unidad, consuelo y fotos que pasarán a la historia”
La peregrinación de la Virgen de las Nieves por los 14 municipios de La Palma está dejando un archivo sentimental y visual sin precedentes. Así lo cuenta el fotógrafo Iván Rodríguez, que ha ajustado sus vacaciones para seguir, cámara en mano, el recorrido de la patrona y documentar “una visita histórica que llega cuando la isla más lo necesita”.
Rodríguez, habitual de la fotografía religiosa y deportiva, describe esta ruta como “la peregrinación de los mil rostros”: mayores que se acercan en silla de ruedas, vecinos que regresan a su pueblo solo para verla pasar, balcones engalanados y calles abarrotadas en días laborables. “La Virgen sin la gente no sería nada; viene a buscar a su pueblo para repartir esperanza y consuelo”, resume.
Las imágenes que ya son icono
Entre las escenas más potentes, el fotógrafo destaca:
- El encuentro en el Puerto de Tazacorte entre San Miguel Arcángel y la Virgen de las Nieves, “una foto esperada por todos”.
- La curva del Time: la imagen de la Virgen abriéndose al Valle de Aridane y a la zona afectada por el volcán. “Era el primer cara a cara con el valle; pedí que bajaran un poco el ritmo y salió una foto que, creo, pasará a la historia”.
- Los atardeceres de Garafía con el cielo anaranjado y San Antonio del Monte procesionando con la patrona.
- Los recibimientos en Las Tricias, Gallegos y Franceses, donde “la periferia se volcó con una emoción contagiosa”.
También hay instantes íntimos que desarman: “Ver llorar a una señora mayor al pie del trono, o escuchar ‘gracias por traerla’… te cuesta contener la lágrima”.
Un momento oportuno
Rodríguez coincide con la sensación general: la visita llega cuando “la moral estaba más baja” por la lentitud de las ayudas y el desgaste tras cuatro años de erupción y posvolcán. “La Virgen es un nexo de unión: da igual el equipo de fútbol o la ideología; los pueblos se han echado a la calle como nunca fuera de la Bajada”.
Agradece, además, las facilidades de los Hermanos Custodios y del rector del santuario para poder trabajar “desde dentro” y capturar lo irrepetible. Y apunta a nuevas estampas en el Valle, incluso con la previsible salida con el nuevo vestido azul cobalto y blanco durante la procesión de las candelas: “Ella te va regalando la foto; hay que estar en el sitio y en el segundo exacto”.
Un legado para compartir
El fotógrafo lanza dos deseos: un libro que recoja la peregrinación —“esto no puede quedarse en un disco duro”— y una exposición itinerante por los municipios, con especial presencia de las imágenes de cada localidad: “Sería un regalo para la ciudadanía: conservar la memoria de lo que estamos viviendo”.
Mientras tanto, seguirá caminando con la cámara al hombro hasta el tramo final en Santa Cruz de La Palma y la visita del 1 de noviembre al Cementerio de Los Ángeles, uno de los actos con mayor carga emotiva. “Como experiencia de fe y de vida, es de lo más bonito que he vivido. La Virgen nos está regalando unidad y futuro”.




















